lunes, 30 de abril de 2012


La lectura: Contenido y estrategia

Liliana Suetta
En el recorrido por las aulas de las escuelas de Nivel Primario, tanto de gestión pública como privada, me he encontrado con comentarios de los docentes acerca del serio problema de comprensión lectora que muestran los alumnos. Lo más preocupante es observar que esta dificultad se extiende también a los alumnos del Nivel Medio.
Pensar en la lectura es pensar en un elemento que favorece el crecimiento personal. Leer cuentos o novelas brinda al lector la posibilidad de desarrollar la imaginación y facilita la toma de decisiones cuando, poniéndose en el lugar del protagonista, crea acciones y situaciones que lo involucran y lo posicionan como un creador.
Leer es un aprendizaje y como tal, necesita de una intervención deliberada para orientarlo y enriquecerlo. No podemos dejar de reconocer la importancia que tienen - en los niños y en los adolescentes - los estímulos que se le proporcionan fuera de la escuela para la generación del hábito lector, sin embargo pensar que el uso de la computadora es un obstáculo difícilmente superable para la promoción de la lectura, es una simplificación preocupante, ya que ella también es un portador de textos de un valor incalculable.
El problema de la lectura en los alumnos de todos los niveles de enseñanza se convierte pues, en un problema de los docentes. Si bien, como ya fue dicho, es importante el contexto donde el niño crece y se desarrolla; no es menos importante la responsabilidad de la escuela de convertirse en un agente que promueva y facilite las ocasiones de lectura.
Hace muy poco tiempo, en ocasión de conversar con la responsable de una editorial de la Ciudad de Buenos Aires, ella dijo una frase que tuvo en mí una profunda repercusión: "Los maestros no leen". ¿Es esto cierto? Tal vez lo que no hacen es comprar libros, pero los consiguen por otros medios. ¿Será así? Este no es un detalle menor, que habrá que investigar con seriedad, porque el problema se agrava si aquellos que deben generar el hábito no lo han desarrollado personalmente. Si esto fuera así se podría aplicar una máxima elemental en la enseñanza: "Nadie puede enseñar lo que no sabe... y tampoco lo que no considera importante". ¿Por qué es responsabilidad del maestro generar un hábito que podría no ser significativo para él? No estoy en condiciones de responder la primera pregunta, pero sí la última. Ningún maestro puede sentirse disconforme con el nivel de lectura de sus alumnos si no se propone su enseñanza como un contenido más. Solamente, siendo la lectura un contenido descuidado en su enseñanza, puede entenderse que las dificultades que manifiestan los alumnos se repitan en casi todos los grados y años de escolaridad, llegando a la Universidad con falencias que se vuelven muy difíciles de revertir.
El fenómeno Harry Potter demuestra a las claras cómo, cuando la temática desarrollada coincide con los intereses de los niños y adolescentes, ellos leen. Habrá que tener en cuenta dos cuestiones centrales: por un lado, que solamente se aprende si hay interés por hacerlo, por lo tanto aquellos textos que se seleccionen deben ser atractivos para los lectores; por otro, deberá ser el docente quien convierta al alumno lector en un protagonista de la lectura que realiza, haciéndolo interactuar con el texto y proponiéndole actividades que lo desafíen y lo entretengan.
Cuando Isabel Solé nos dice:" Leer es un proceso de interacción entre el lector y el texto, proceso mediante el cual el primero intenta satisfacer los objetivos que guían su lectura...el significado del texto se construye por parte del lector. Esto no quiere decir que el texto en sí no tenga significado...Lo que intento explicar es que el significado que un escrito tiene para el lector no es una traducción o réplica del significado que el autor quiso imprimirle, sino una construcción que implica al texto, a los conocimientos previos del lector que lo aborda y a los objetivos con que se enfrenta."
Estas palabras de Isabel Solé brindan algunos lineamientos interesantes para el trabajo escolar con la lectura:
1º.- El lector - alumno en nuestro caso - debe formularse sus propios objetivos cuando lee. Aquí aparece la primera responsabilidad del docente, que deberá promover que el alumno realice una lectura personal del texto que se le presenta. Sea este literario o informativo, aunque cada uno de ellos exija un trabajo posterior diferente
2º.- El trabajo colectivo con un texto leído de forma individual ofrece al maestro la posibilidad de generar la construcción que sugiere Solé.
3º.- La familiaridad que los niños y adolescentes tienen con el estímulo visual, brinda al docente la posibilidad de promover la lectura a partir del uso de recursos audiovisuales que la incentiven. De este modo estaríamos haciendo uso de conocimientos y capacidades que los alumnos ya tienen desarrolladas y que deberán orientarse hacia otro tipo de lectura, la estrictamente lingüística que es la que ocasiona mayores dificultades pero que, a medida que se avanza en el trabajo escolar, es la que facilita el acceso al conocimiento.
Hasta aquí, la primera responsabilidad del docente con respecto a la lectura, aquélla que debe ofrecer a sus alumnos; pero también es importante que se utilice la lectura en un concepto más amplio y que pone al docente como protagonista. Me refiero a la lectura de la propia práctica.
Leer es atribuir significados a lo que se lee, por esta razón decimos que podemos leer afiches, gestos, láminas, fotos. Si este concepto lo trasladamos al aula propiciamos el uso de la lectura como una estrategia didáctica. Cuando un docente lee su práctica atribuye significados a aquello que está leyendo. Los significados que atribuimos provienen del contexto donde cada uno está inserto, del que cada uno proviene. Muchas veces los docentes provenimos de contextos socioculturales diferentes de los que provienen los alumnos. Esta diferencia de experiencias de vida hace que se atribuyan significados a veces desvalorizantes de las realidades que no se corresponden con las nuestras. Utilizar la lectura y aplicarla a la propia práctica generará un hábito que facilitará un conocimiento del contexto con el que se interactúa, a veces muy diferente del conocido, pero que exige una apropiación porque será el que valide y dé significación a las decisiones didácticas que se deban tomar. Entonces leer aquí es conocer.
Otra variante de la lectura de la práctica será la evaluación del recorrido realizado en lo referente a las propuestas didácticas. A través de ella el docente podrá preguntarse ¿Cuáles son las dificultades que surgieron durante el proceso? ¿Cuál puede ser el origen de esas dificultades? ¿Hay coincidencia entre las posibilidades cognitivas de los alumnos y el contenido que pretendo enseñar? ¿Fueron oportunos los recursos? Estas y otras muchas preguntas podrían orientar la mirada, la respuesta a cada una de ellas es la que va dar significado a lo realizado y dará información para la revisión o para reconocer los aciertos. Una evaluación también debe realizarse cuando se observa que las acciones realizadas han dado un resultado positivo y la lectura es un instrumento de significación para realizarlo.  

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