domingo, 22 de abril de 2012


Lo que se supone tenemos que hacer
Los docentes, para desarrollar nuestra actividad, necesitamos de materiales didácticos que usar con los alumnos o, mejor dicho, debemos montar actividades en torno a determinados contenidos para que nuestros alumnos aprendan haciendo cosas con ellos.
Lo que más o menos venimos haciendo
Esta idea anterior la hemos empobrecido hasta, en muchos casos, terminar centrando la actividad del aula en UN SOLO libro de texto, en aferrarnos a su propuesta, a su particular y en muchos casos, mala interpretación de lo que hay que aprender y cómo hacerlo. Nos puede gustar la fabada en lata, y nadie dudará de lo socorrida que puede ser en ocasiones, pero si la consumimos a diario probablemente nuestra alimentación no sea lo suficientemente equilibrada y nuestro paladar termine quejándose a gritos.
La alternativa
Pero la alternativa, en enseñanzas regladas, no es prescindir de todo material didáctico existente y hacer una milagrosa trasposición a la nube. Es cierto que determinados profesionales innovadores son capaces de moverse cómoda y eficazmente sin el uso de ningún libro de texto o material prefijado; pero es un engaño intentar vender la idea de que todo el mundo es capaz de sobrevivir de esa forma, pretender que a partir del curso próximo soltemos definitivamente los aperos a los que estamos acostumbrados desde hace décadas, aunque tampoco sería difícil plantear otros usos de los mismos mimbres.
La solución digital
Sin embargo, nos guste o no, alguna parte de la culpa del estado actual de nuestro sistema educativo recae en unos libros de texto obsoletos, que ahora intentan revendernos en una lata de silicio con el apellido "digital" a sus espaldas. Libros de texto digitales que poco aportan más allá de ofrecer algunos PDF y determinadas actividades Flash, en una iterfaz llena de colorines; quizás por eso no estén teniendo éxito, porque el salto a lo digital no está ofreciendo valor añadido. El éxito, probablemente vendrá de materiales didácticos, comercializados de maneras adaptadas a la nueva realidad, que vayan respondiendo a:
1. No es interactividad, es simulación
No me basta con un material didáctico digital aporte interactividad que permita pasar páginas con el ratón u obtener un enlace sobre un término específico. Lo digital debe permitirnos introducirnos en espacios de simulación que reproduzcan situaciones reales a las que no tenemos acceso de forma analógica por lejanía o coste.
2. No es acceso a la información, es su tratamiento
No me basta con que un material didáctico ofrezca una buena cantidad de contenidos, bien organizados y accesibles. Creo que lo que enriquece un material didáctico es la propuesta de trabajo que presenta en torno a los contenidos, la forma en la que el alumnado tiene que trabajar duro con ellos para alcanzar los objetivos que perseguimos, los mecanismos que permitan un tratamiento analítico e incluso crítico de la información.
3. No es comunicación, es colaboración
No me basta con que el material registre la actividad del alumnado y se la envíe al profesor, o con que el alumno pueda consultar a su profe en determinada plataforma, creo que tendría que permitir la construcción de pequeñas comunidades o redes, donde se genere actividad entre iguales, donde sea algo más fácil trabajar en equipo. El trabajo colaborativo entre alumnos es una de nuestras asignaturas pendientes y si realmente no tenemos éxito en la aplicación de estas estrategias es precisamente porque no tenemos una cultura de ello, porque es algo que casi no practicamos ni nosotros mismos.
4. No es variedad, es atención a la diversidad
No es suficiente con que nos aprovechemos de lo digital sólo para sumar un mayor número de recursos, se deben incorporar elementos eficaces y automáticos que permitan ofrecer al alumno propuestas acordes con el punto de partida, adecuadas a lo que sabe hacer o conoce antes de iniciar cada etapa de su aprendizaje. Los ordenadores se han vendido desde el principio, en educación, como la principal arma para atender a la diversidad del aula y creo que las propuestas digitales siguen siendo muy poco sensibles a ese potencial.
Cada día me veo menos dando consejos a nadie, así que imaginaros actuando de consultor de editoras, pero me da que las primeras empresas que comiencen a trabajar en estas 4 líneas en el marco de opciones comerciales más razonables y adaptadas a los tiempos que corren, terminarán llevándose el gato al agua.

FUENTE: Blog de 

Aníbal de la Torre

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